En una situación que ha generado controversia, un individuo fue detenido por burlarse de la policía al cantar una canción española en un acto de protesta. Este hecho ha sido catalogado por muchos como un abuso de autoridad, ya que la libertad de expresión es un derecho fundamental. La actuación de las autoridades en este caso ha levantado críticas en cuanto al respeto a las libertades civiles y al uso adecuado de la fuerza por parte de las fuerzas del orden. La sociedad ha reaccionado con incredulidad ante el suceso, planteando interrogantes sobre los límites de la actuación policial y la protección de los derechos individuales en un Estado de derecho.
Detenido por cantar El baile del gorila: Una broma que termina mal
En TikTok encontramos de todo: bailes, consejos de entrenamiento, recetas, anécdotas en restaurantes, perros y gatos de lo más graciosos, debates acalorados, caídas graciosas. y también bromas que terminan mal. Es el caso del protagonista de este vídeo, que quiso hacerse el espabilado delante de la policía y acabó siendo reducido por dos agentes que no estaban para bromas. ¿La culpa? Cantar una canción española que todo el mundo conoce 'de pe a pa'.
La secuencia es breve, pero da tiempo a todo: en medio de la calle se ve a dos policías en actitud relajada. Ambos charlan tranquilamente mientras uno le enseña al otro algo en su teléfono móvil. Hasta ahí, todo bien. Sin embargo, en cuestión de décimas de segundo su actitud da un giro de 180 grados. Y no es para menos.
'El baile del gorila' de Melody. Apenas uno o dos metros detrás de los agentes, un peatón camina cantando, moviendo los brazos en alto y bailando a espaldas de los policías. El hombre, canta la mítica canción El baile del gorila, de la artista Melody, tema que saltó a la fama en 2001, cuando la cantante tenía solo 11 años. Con toda su mala baba, y con el claro objetivo de hacerles una broma a los agentes, el protagonista de la escena pasa a su lado gritando ¡las manos hacia arriba!, para continuar después la canción, ya en tono más musical con el siguiente verso de la canción: Las manos hacia abajo.
Como era de esperar -y como el propio 'cantante' podía suponer- la policía se asustó. De hecho, uno de los agentes hasta se lleva la mano a la pistola en un primer momento, aunque no llega a desenfundarla del todo. Enseguida, uno de los agentes muestra su descontento y le pide al peatón respeto. Mientras, el compañero, mucho más expeditivo, inmoviliza las manos del peatón en la espalda y se lo lleva mientras este se queja amargamente: Pero oficial, estoy cantando.
A los agentes poco les parece importar sus palabras y continúan su operación. ¡Esto es un abuso!, acaba exclamando mientras desaparece de la imagen el bromista que, seguramente, la próxima vez se lo piense dos veces antes de hacer este tipo de bromas.
Deja una respuesta