El fútbol es un deporte que une a personas de todas las edades y condiciones, y en ocasiones, los jugadores se convierten en parte integral de la vida de los aficionados. Esto es lo que ha sucedido con Alejandro Francés, quien después de muchos años de dedicación y amor al Real Zaragoza, ha decidido despedirse de la institución que lo vio crecer desde muy joven. Con apenas tres años, Francés dio sus primeros pasos en el club, y desde entonces, ha compartido momentos inolvidables con la afición maña. Ahora, en una carta conmovedora, el jugador se despide de los seguidores del equipo, agradeciendo su apoyo y cariño a lo largo de su carrera.
Adiós conmovedor: Alejandro Francés escribe una carta emocionante a la afición del Real Zaragoza
El Real Zaragoza y el Girona han oficializado el acuerdo por el traspaso de Alejandro Francés al cuadro gerundense para las próximas temporadas. El club aragonés anunció su marcha con un emotivo vídeo que causó la reacción de muchos aficionados maños tras la salida de uno de los jugadores más queridos de la plantilla.
Al instante, Francés respondía en redes sociales con una bonita carta de despedida. Era un niño de tres años cuando me llevaron por primera vez a La Romareda a ver un partido del Real Zaragoza. No recuerdo mucho de aquel día, pero sí sé que, entonces, nacieron en mí un sentimiento y un sueño: convertirme en uno de esos futbolistas que vestían la camiseta blanquilla y marcar goles en una de esas porterías, comenzaba la carta.
Siento un orgullo y una felicidad enorme e inexplicable de haberlo conseguido. No hay palabras suficientes para describir el tamaño de la pasión que muchos de nosotros compartimos. Por todo ello, hoy es un día muy difícil para mí, mantenía.
Me toca despedirme de vosotros, de mi familia zaragocista. Hay momentos que uno no se imagina que pueden llegar. No lo podía creer cuando, hace unas semanas, le dijimos adiós a La Romareda tal y como la he conocido siempre, añadiendo un emotivo mensaje hacia la construcción del mítico estadio de fútbol aragonés.
Francés se marcha del cuadro blanquillo con la lástima de no haber podido devolver al club donde se merece. Decirle adiós al Real Zaragoza es doloroso para mí. Durante el tiempo que he defendido estos colores, he sentido una enorme responsabilidad. Sé lo que somos y podemos ser, pero también lo que fuimos. Lo he dejado todo por conseguirlo. Ese regreso a Primera División era mi mayor ilusión, por eso me voy con la pena de no haberlo alcanzado. Estoy seguro que mis compañeros pronto lo lograrán, añadía.
Soy zaragocista, y el Real Zaragoza, sus símbolos, su nobleza y su valor, forman parte de lo que soy. No sería Alejandro Francés sin este equipo de mi vida, insistía. Tenerlo claro: el Zaragoza no es un club de fútbol, es una forma de vida. Ha sido un honor jugar y vivir en La Romareda la magia que solo allí se puede vivir, exponía.
También añadía un hueco en su carta para los compañeros del club que han compartido los últimos años junto a él, desde su debut con el primer equipo en la temporada 2019/20 hasta su primer gol con la blanquilla. Quiero subrayar mi agradecimiento a todos los compañeros con los que he compartido experiencias en este gran club. También entrenadores, cuerpos técnicos, empleados, utilleros, fisios, preparadores. No quiero dejarme a nadie, escribía.
Gracias de corazón y también a mi familia, por su entrega, su esfuerzo, su amor y su apoyo. Os quiero.
Como futbolista aún me quedan muchos sueños por cumplir. El futbol me abre nuevas puertas. Pero os aseguro que llevaré, allá donde esté, este sentimiento tatuado en mi piel y presente en mi corazón. Y ondearé la bandera del Real Zaragoza como si estuviera sentado en una de las butacas de nuestra querida Romareda, comentaba el central.
Por último, recordaba que el día que el club regrese a la categoría de oro, él estaría presente. Estaré lejos pero pendiente de que se cumpla ese sueño del ascenso. Ese día, lo celebraré como tantos otros zaragocistas. Y los mañicos auparán, a los blanquillos del león, azul y blanco es el color del campeón. Gracias zaragocistas, os deseo lo mejor, concluía Francés.
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