Valladolid logra un sorprendente triunfo al vencer al Espanyol en un encuentro lleno de emociones.
En un partido que mantuvo en vilo a los aficionados hasta el último minuto, el Valladolid consiguió una victoria inesperada ante el Espanyol, en un encuentro que se caracterizó por su intensidad y dramatismo. El equipo local, que partía como favorito, no pudo hacer frente a la furia y la determinación de los pucelanos, que se impusieron con un marcador de 2-1. La victoria del Valladolid es considerada como una de las más grandes sorpresas de la temporada, y deja al Espanyol en una complicada situación en la clasificación. A continuación, te ofrecemos un análisis detallado del partido y los momentos más destacados de este encuentro emocionante.
Valladolid sorprende al Espanyol en un partido lleno de errores y debilidades
El curso pasado, el Espanyol sufrió más de lo previsto para conseguir un ascenso que solo fue realidad al término de los cuatro partidos del playoff. En la fase regular de la competición, el equipo fue dando bandazos y, aunque nunca salió de la zona de ascenso directo o de playoff, no mostró las hechuras suficientes como para creer ciegamente que el ascenso sería una realidad a final de curso.
En su estreno liguero, este lunes en Valladolid, el equipo de Manolo González mostró, sobre todo en un primer tiempo para olvidar, como el propio técnico admitió al término de los 90 minutos, muchos de esos defectos que lastraron su rendimiento durante el ejercicio 2023-24.
Falta de intensidad
Sin intensidad, el equipo no logró imponerse en el partido. Si en manyas fases de la competición se achacó al equipo en Segunda que le faltaba intensidad, esta fue clave en los cuatro partidos del playoff, contribuyendo a devolver al equipo a Primera. Sin embargo, a las primeras de cambio, en el José Zorrilla, sobre todo en el primer tiempo, reapareció el fantasma de un equipo que no acababa de ‘enchufarse’ al partido, pese a ir por debajo en el marcador desde el minuto 23.
Errores individuales
La jugada del gol del Valladolid resume a la perfección este aspecto. Un pase a nadie en el centro del campo permitió la intercepción del balón por parte del Valladolid y un desplazamiento a la banda izquierda del ataque local para que Raúl Moro controlara, hiciera lo que quisiera con Omar, que le dejó demasiado espacio, y pudiera ensayar el disparo. El rebote del balón en Sergio Gómez que despistó a Joan Garcia fue mala fortuna, en efecto; lo anterior, no.
Poca velocidad
La circulación de balón ante los de Pezzolano no alcanzó nunca, sobre todo en los 45 minutos iniciales, el ritmo mínimamente exigible en la máxima categoría. Ello facilitó mucho la labor de un Valladolid con tiempo para colocarse, corregir posiciones y tapar todas las vías de acceso hacia su portería.
Falta de ideas
En algunos momentos del partido resultó exasperante ver cómo en el inicio de la jugada el balón circulaba de los pies de Sergi Gómez a los de Cabrera, de este a Romero, del lateral zurdo de nuevo al capitán perico… Y así mientras el resto del equipo apenas se movía para ofrecer alternativas o vías de pase.
Sin remate
Y fruto de todo ello, el equipo se fue al descanso sin apenas haber dado señales de vida ante el marco local. Tras el descanso, sí, hubo quizás hasta tres aproximaciones de cierto peligro, alguna de las cuales podría haberse transformado en el tanto del empate. Pero en general la impresión que quedó fue que si en lugar de un Valladolid con lo justo y recién ascendido el Espanyol hubiera vuelto a Primera ante un ‘grande’, el desenlace podría haber sido mucho peor.
Queda tiempo, tanto para incorporar las piezas que necesita el equipo como para enderezar el rumbo. Pero conviene empezar a hacerlo desde el próximo partido porque esto del fútbol es cómo acaba, pero enderezar los caminos que empiezan torcidos no es siempre fácil. Ni mucho menos.
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