¡Triunfo histórico! Jordan Díaz consigue el oro en triple salto para España y se alza como leyenda en el atletismo

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¡Triunfo histórico! Jordan Díaz consigue el oro en triple salto para España y se alza como leyenda en el atletismo

En un día que será recordado para siempre en la historia del atletismo español, Jordan Díaz ha logrado un triunfo histórico al conquistar la medalla de oro en el triple salto en una competición internacional de alto nivel. Con este logro, el atleta español se alza como una leyenda en su disciplina y se une a la lista de los mejores atletas de todos los tiempos. La hazaña de Díaz supone un gran orgullo para España y un reconocimiento a su dedicación y esfuerzo en el camino hacia la cima del atletismo mundial.

Jordan Díaz, el príncipe del triple salto, se alza con el oro olímpico para España

Jordan Díaz, el príncipe del triple salto, se alza con el oro olímpico para España

Jordan Alejandro Díaz Fortun, nacido cubano y español por carta de naturaleza desde 2022, es el nuevo campeón olímpico de triple salto. En sus primeros Juegos, el supertalento de 23 años justificó por qué llevaban años designándole el futuro rey de esta prueba. Ya no es futuro, es presente.

Con una marca de 17,86 metros, lograda en su primer vuelo, mantuvo a raya a su grandísimo enemigo, el portugués –y cubano- Pedro Pichardo, que le vio de cerca (17,84), pero como en el Europeo de hace dos meses, no pudo con él.

Díaz está siendo un negocio redondo para el deporte español, un ‘fichaje’ de campanillas. En dos meses, oro europeo, tercera mejor marca de la historia (los 18,18 con los que ganó el campeonato continental) y ahora, la gloria olímpica.

De paso, el atleta del Barça puso al atletismo español a la cima de la delegación nacional en París: nada menos que cuatro medallas, con dos oros, una plata y un bronce entre su victoria en el triple y el trío de podios de los marchadores María Pérez y Alvaro Martín.

Cuba copó el podio en un Stade de France abarrotadísimo, pero no se llevará ni una medalla. Díaz defiende a España, Pichardo a Portugal y Andy Díaz, a Italia. Cosas de las corrientes migratorias deportivas y de la fuga de talentos.

Y Jordan, aunque se especuló con ello, jamás miró al récord mundial (18,29) de Jonathan Edwards, una reliquia imponente que data de 1995. Con el oro había más que suficiente.

Con lluvia comenzó la jornada en el Stade de France. Mal asunto para el pasillo de saltos, que estaba mojado a la hora del inicio de la final, aunque pronto salió el sol. Y comenzó el duelo.

Pichardo, herido en su orgullo por la derrota en el Europeo, con sus dimes y diretes con Jordan, sus mensajes hirientes y cierto tono de desprecio, había caldeado el ambiente justo desde el día en que el español le arrebató en Roma el placer de acercarse tanto al récord mundial. Y en París comenzó como un toro: 17,79, un salto de medalla segura.

Jordan respondió sin vacilar en su primer turno: 17,86 y primer puesto. Marcas de muchísimo valor, con los 18 metros ahí mismo. La fiesta tenía más invitados. Otro cubano con bandera nueva (Italia), Andy Díaz, opositaba al podio (17,63). Y el jamaicano Jaydon Hibbert, también (17,61).

El portugués siguió acercándose, 17,84, a dos centímetros del liderato de Jordan Díaz, que voló a 17,64 en su segundo salto, a 17,85 en el tercero, a un centímetro de su primer vuelo, y a 17,84 el cuarto, siempre con un prodigioso ‘step’, el segundo salto, que de tan largo le dejaba ya casi en el inicio del foso.

Era como si tuviera una plantilla definida, un salto ‘standard’ con el que se iba a manejar toda la final.

Tres de sus saltos le hubieran servido para liderar, el ‘feeling’ era de oro, pero Pichardo andaba muy cerca, a dos centímetros, siempre peligroso, siempre obstinado. Y Jordan no quería perder con nadie, pero menos con él.

El portugués jugó al despiste. Renunció a la quinta ronda y se lo dejó todo para el sexto y último salto. Todo o nada. Jordan no completó el ‘jump’ del quinto, cayendo inofensivamente de pie en la arena… y aún así, más de 17 metros (17,25).

Al duelo por el oro le quedaba solo un vuelo para los dos aspirantes. Pichardo se lanzó con todo, voló, la grada del Stade de France irrumpió en un ‘oooh’… pero no valía el título. El campeón de Tokio 2020 se quedaba en 17,81. Tan cerca, pero a la vez todo lo lejos que puede estar un oro de una plata.

Y Jordan Díaz ya ni siquiera pensó en el último salto. Ya era campeón olímpico. El sueño que le alimentó desde pequeño en Cuba, pero que ha acabado logrando con España.

Abrazo larguísimo con Iván Pedroso, el maestro que ha pulido al diamante, abrazos con sus compañeros, Fátima Diame, Dani Arce… y a tocar la campana de los campeones. El nuevo rey del triple salto mundial ha venido para quedarse muchos años.

Juan Hernández

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