Aunque es cierto que no se inventó durante la pandemia, lo cierto es que los pedidos a domicilio se han convertido en una costumbre cada vez más frecuente en nuestro país desde ese período. A pesar de que todavía hay muchos que prefieren ir a comer o a cenar al bar o restaurante en cuestión, otros, ya sea por comodidad o por falta de tiempo, optan por pedir el plato para disfrutarlo en casa.
El procedimiento para pedir comida a domicilio es bastante sencillo. Basta con entrar a la página web del local en cuestión, o a una aplicación de reparto si es que no hay otra opción, seleccionar el plato que queremos pedir, pagar y recibirlo. No tiene más misterio. Pero algunos se ponen un poco exquisitos a la hora de pedir.
Esto ha pasado siempre, incluso de manera presencial. La diferencia es que, antes de la implementación de estos pedidos a domicilio, las exigencias del cliente se le explicaban al camarero en persona. Este, como mucho, podía explicarle la anécdota a sus compañeros de trabajo, familiares o pareja, en función del nivel de gracia. Pero con esos pedidos online todo queda reflejado en el ticket.
Uno de estos tickets se hizo viral recientemente en redes. Fue uno compartido por el usuario de Twitter 'Soy camarero'. Este usuario abrió debate y las redes acudieron a la llamada. Hola. Soy Javier, cliente habitual vuestro. Soy alérgico a la cebolla, nata y guindilla. Solicito pasta fetuccini al dente, no muy salada y poco aceitosa. Así mismo, abundante queso rallado grana padano. Mi fidelidad creo que lo merece, exigía el cliente en el pedido, tal y como se puede leer en el ticket.
Todo eso en el apartado dedicado a las alergias. Y todo eso para pedir un simple plato de pasta al pesto. Las redes no daban crédito. Menuda biblia, comentaba el autor del tuit. Le ha faltado comentarnos sus aficiones, añadía otro. Pero algunos no se lo tomaron tan bien. Menudo payaso. Notas así, apelando a su supuesta fidelidad y complicidad, sobran, expresaba un tercer usuario.
En definitiva, el ticket dio de lo que hablar en redes. ¿Es exagerado pedir pasta al pesto con especificaciones exhaustivas? ¿O es simplemente un cliente que quiere disfrutar de su comida a su gusto? El debate está abierto.
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