Título de la Noticia: La Unión Europea aprueba un plan para reducir la emisión de gases de efecto invernadero hasta un 55% en 2030
En un histórico paso hacia la lucha contra el cambio climático, la Unión Europea ha aprobado un ambicioso plan para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en un 55% para el año 2030. Esta decisión, adoptada por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea, tiene como objetivo principal frenar el aumento de la temperatura global y alcanzar la neutralidad climática en la región para mediados del siglo. El plan establece metas claras y obligatorias para los Estados miembros, que deberán implementar medidas efectivas para reducir sus emisiones y alcanzar este objetivo.
La hora de la verdad: el Barça enfrenta de nuevo su debilidad en la Champions
Hace prácticamente un año, en esta misma sección, escribía un artículo titulado La hora de la verdad. Se refería a que el FC Barcelona regresaba a la Champions League después de varios años de mucha frustración europea. 12 meses después estamos en las mismas: Europa.
Leo Messi puso al Barça en el más alto de los altares del fútbol mundial. Ser considerado el mejor equipo de la historia no es una tontería. Pero es cierto que a aquel Barça magistral del ‘tiki taka’ le faltaron un par o tres de Champions más.
Es muy difícil ganar la orejona, pero si el Real Madrid jugando al ‘catenaccio’ y al contraataque ha conseguido varias de ellas, aquel Barça debió estar más mentalizado en la idea de competir al máximo para ganar algo más.
La Champions, digan lo que digan, lo es todo. Quienes piensan que la Liga es lo más importante, se equivocan. El Real Madrid ha ganado muchas Champions sin haber ganado la Liga previa, y lo que queda, la gloria, la de verdad, es la Copa de Europa, digan lo que digan.
La gran competición continental pone de nuevo al FC Barcelona en su punto más débil. Le faltaron pues al Barça dos o tres orejonas para culminar aquella etapa de oro y diamantes. Quizá es pedir mucho, pero recuerdo las semifinales con el Inter, la del Chelsea o la del Liverpool, en las que el equipo de Messi debió pasar a las finales.
El hecho de que el Barça no tenga más Copas de Europa se debe a la sequía liguera de los años 60 y 70, al infortunio de la era Messi y a un desastre deportivo y social durante los tres o cuatro últimos años.
Fíjense, incluso en la era Cruyff jugador se alcanzaron unas semifinales ante el Leeds United, pero tuvieron que pasar 17 años más para conseguir la primera orejona, ya con Johan en el banquillo. De todo ello, de toda la realidad que depara la historia, de todas las estadísticas, lo que prevale es una realidad: Europa le da respeto al Barça. Demasiado. En Europa el Barça vuelve a tener urgencias históricas.
La hora de la verdad de hace un año se refería precisamente a este tema. El Barça tenía que demostrarlo todo el pasado año con Xavi en el banquillo y la verdad es que hizo los deberes mucho mejor que las temporadas previas. El pasado año los blaugranas alcanzaron los cuartos de final enfrentándose al PSG. ¿Recuerdan aquel gran partido del 2-3 con un Raphinha y un Pedri inconmensurables?
La vuelta en Montjuïc volvió a ser desesperante. Ronald Araujo cometió un error y al ser expulsado dejó a su equipo en inferioridad. ¡Xavi cambió incluso a Lamine Yamal! Aquel 1-4 volvió a doler y tuvo que ser Ilkay Gündogan quien se encargó de criticar al defensa.
Pues bien, ahí volvemos a estar. Europa. Con un nuevo sistema de clasificación de fase previa que intenta congelar la idea de la Superliga. Por delante, y empezando este jueves próximo están el Mónaco, el Estrella Roja, el Borussia de Dortmund y el Benfica -fuera de casa- y el Young Boys, el Bayern, el Brest y el Atalanta en Barcelona.
La suerte está echada. El Barça, hay que decirlo, juega en un campo que no es el suyo y ese factor cuenta. Montjuïc es un lastre. Pero es lo que hay. Veremos lo que depara esta Champions. Y a los aficionados que siguen silbando el himno de la Champions, dos cosas. Su derecho a expresarse como deseen está garantizado, faltaría más. Pero han de aceptar la crítica a su comportamiento. Por una razón: los silbidos le resbalan a la UEFA, pero ofenden a sus propios jugadores.
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