Roland Garros, presidente del Open de Francia, sufre un duro golpe al perder contacto con su hijo mayor, quien había estado ausente de su vida durante varios años.
En un golpe emocional que ha conmocionado al mundo del tenis, Roland Garros, presidente del Open de Francia, ha perdido el contacto con su hijo mayor, quien había estado ausente de su vida durante varios años. Esta noticia ha generado un gran impacto en la comunidad deportiva, ya que Garros es una figura muy respetada y querida en el mundo del tenis. La pérdida del contacto con su hijo mayor es un duro golpe para el presidente del Open de Francia, quien ha tenido que enfrentar esta situación difícil en un momento en que su carrera profesional está en pleno apogeo.
La dura despedida de Rafa Nadal: un golpe para Roland Garros y los Juegos Olímpicos
Rafa Nadal lanzaba besos al público, aplaudiendo, dando las gracias. Lanzaba besos mientras una atronadora ovación despedía al favorito, al hijo pródigo, al generador de emociones, al que nunca les ha fallado.
Nadal miraba al público satisfecho del legado, de la estima, de la impronta. La tierra batida de Roland Garros tiene grabado su rostro y ese puño que tantas veces ha gritado “vaaaamos”.
Luchó hasta el último punto y cuando terminó todo, corrió a abrazar a Carlitos Alcaraz, ‘out’ el murciano, caminando pensativo, sintiéndose en deuda con Nadal porque no quería ser testigo de ese momento. Aún no. Él quería acompañar a Rafa hasta la final, quería colgarse una medalla olímpica al lado de su rival de parchís, al que ha conocido mucho más en la Villa Olímpica, el Rafa divertido y ocurrente, el Rafa que algunas veces ejerce de padre y otras de cómplice, el ídolo que quiere ser normal aunque cada paso que da tiene cientos de deportistas de elite, de los grandes, de los buenos, de los que salen en portada, pidiéndole una fotografía.
Carlitos antes de París respetaba a Nadal, ahora le quiere. Antes era un mito al que superar, ahora es un referente al que venerar. Antes de París, Alcaraz era el sucesor, ahora es el hermano pequeño. Siempre nos quedará París. Siempre quedará el recuerdo de una convivencia mágica, de los dos peloteando con una bola sintiéndose Mbappé, hablando de fútbol y del Real Madrid, de Zidane y de otros muchos deportistas que se encontraban por la Villa Olímpica. Tantas anécdotas.
Llegó Carlitos siendo prácticamente un extraño y se va siendo el tío de Rafa jr, el ‘peque’ que un día entenderá el valor de estos últimos días en París.
Roland Garros queda huérfano del que mejor entiende este torneo, el que lo ha levantado 14 veces, el que ha honrado cada una de sus ediciones. Pero también los Juegos Olímpicos pierden a una de las grandes estrellas de París 2024, uno de los deportistas más queridos, más idolatrados.
Nada será igual a partir de ahora. Nada. La pista central apretaba cuando Rafa pidió un último apoyo levantando el puño al ir a secarse el sudor. Una ovación que acariciaba el corazón y removía el estómago. Porque las despedidas son siempre difíciles, duras, duelen. Nadie quiere que Rafa abandone su hábitat natural, desde donde proyectaba un estilo de vida, una forma de sentir y de sufrir.
Rafa Nadal ya era hace tiempo el mejor deportista de nuestro país. De la historia. Estos Juegos Olímpicos han demostrado que esa apreciación no es sólo nuestra, que también en Francia, los vecinos no siempre amigables, lo ven como uno de los dioses del Olimpo. Rafa se marcha de estos JJ.OO. con la medalla de oro del mundo del deporte. Esta medalla no tiene un trocito de la Tour Eiffel porque si fuera por Francia se la entregarían entera.
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