‘Experiencia, esfuerzo y humildad”. Estas eran las tres expresiones que aparecían grabadas en el colgante de oro que su señora madre obsequió a Mario Balotelli (Palermo, Italia, 12 de agosto de 1990) para inculcarle los valores que debían acompañarle en la su novedosa experiencia en la Premier League, tras su salida escandalosa y traumática de Italia. Experiencia, esfuerzo y humildad. Tres materias atentos para un goleador tan atractivo como excéntrico, tan irrespetuoso como fuerte, tan antojadizo como particular. Él, a cambio, correspondió el cariño de su madre obsequiándole con un gato. (‘Veis de qué forma, en el fondo, soy un óptimo chaval?’). De esta forma empezaba la aventura inglesa de SuperMario Balotelli, a razón de 3,5 millones de euros netos por año. Solamente arribar en la Premier, su fichaje convulsionó a Inglaterra y dividió a la opinión pública. Carlo Ancellotti, técnico del Chelsea, fue explícito con las opciones de tan extravagante talento en Las Islas: “No está bien de la azotea, afirmaría que está un tanto desquiciado, pero con el fichaje, el City puede ganar la Premier”. Su entrenador, Roberto Mancini, fue mucho más diplomático: “Si trabaja con responsabilidad va a ser una de las considerables figuras del campeonato, estoy seguro. La contestación es suya”.
Balotelli respondió con tantos, pero sin responsabilidad. ‘No sé tomarme la vida seriamente, es bastante corta para ser un tipo serio’. Sus estrambóticos cortes de pelo (look rubio platino, rasurado con fundamentos maoríes, cresta con signos de la civilización china, y el mucho más popular, su peinado cepillo estilo mohicano), su incierto gusto por la popularidad (su gorro-guante , las camisetas pro-violentas), sus accidentes de tráfico y sus multas (mucho más de diez.000 libras y subiendo), sus tórridos romances (modelos, vocalistas y actrices porno), su extravagancia en el césped (se pasó diez minutos peleándose con un peto), su popularidad de pendencieros (pregunten a Micah Richards oa los seguidores del Dinamo), su relación de amor-odio con los entrenadores (‘Mourinho es el más destacable, pero debe estudiar modales’) y su sin limites ego (‘Solo hay un futbolista algo mejor que yo, Messi, el resto están abajo’). Amado y detestado, siempre y en todo momento en el ojo del huracán y pésimo relaciones públicas de sí, Mario Balotelli es un icono del fútbol mundial que trufa su trayectoria de espectáculo y tantos. Escapa de esos valores que la madre le deseó rememorar, la experiencia y el ahínco. Y si la humildad le persiguiera, él sería considerablemente más veloz. De esta forma es ‘SuperMario’, el chaval malo que asegura dirigirse y ser bueno, sin lograrlo jamás. Encantado de haberse popular, Mario Balotelli no deja indiferente a absolutamente nadie. Forbes le dedicó un informe particular en el que afirmaba que era “el hombre mucho más atrayente del fútbol, por el hecho de que afirma tantos y escándalos”.