qué es en el fútbol var

La manera milimétrica e inclusive holográmica con la que el VAR está decidiendo si un gol es válido, es espeluznante: el deporte que se transformó en el espectáculo mucho más habitual y universal por su fluidez (en contraste al baloncesto y el football americano) y la épica polémica que le adorna ya hace mucho más de cien años podría terminar en un molesto ejercicio mucho más similar al de un laboratorio de nanotecnología y perder, de este modo, su colosal encanto.

Lo que se ve en Qatar es una evolución del VAR que se inauguró en el mundial del 2018. Desde ese momento, preocupaba que las interrupciones que se generan en el momento de comprender si un gol es lícito enfriaran la pasión futbolera. Para eludir estas retardas, lo que se ve en Qatar es el SAOT que en castellano significa Tecnología Semi Automática del Offside. El SAOT llegó con la promesa de dar al VAR un veredicto en una media de 70 segundos; antes se tomaba 95 segundos. El jefe de arbitraje de la Fifa, Pierluigi Collina, lo describió como «mucho más veloz y exacto» y ha dicho sugerir una mejor comunicación con los entusiastas.

España gana y la RFEF asimismo

Y, en el chato económico, la trascendencia no es menor. Desde el momento en que España encadenó esas 2 refulgentes Eurocopas con el Mundial de Suráfrica entre medias el presupuesto de la Real Federación De españa de Fútbol prácticamente se ha quintuplicado. Patrocinios y derechos televisivos se acrecientan claramente tras esos logros de deportes que, cuando menos, jamás habrían llegado por carecer de apreciación o por resoluciones controvertibles y sospechosas como en aquel mundial de 2002 en Corea y El país nipón. En disputas de clubs sucede lo mismo. Pasar a la próxima etapa en Champions League supone una media de 12 millones de euros para el club, cada victoria prácticamente tres millones mucho más… O sea, la derrota en el campo perjudica a la cuenta de desenlaces y absolutamente nadie desea perder por la carencia de vista de un colegiado de nombre impronunciable.

Hay parcelas del juego donde la herramienta de este sistema de asistencia tecnológica está fuera de duda. Por poner un ejemplo, un penalti que no vio al árbitro de carne y hueso entre ese laberinto de piernas en el área, pero que sí aprecian los otros tres trencillas –término en desuso– que se agolpan en un cuartecho rodeados de pantallas . Adiós especulación, teorías conspiranoicas y discusiones en el trabajo. Es penal, no hay dudas. La prueba calma a los corazones y conciencias de los favorecidos y perjudicados, de los apasionados por norma general. Afirmemos que introduce algo de tranquilidad y educación en un deporte predispuesto al brutalismo, al insulto y la íra. Hasta aquí todo bien…

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