Frecuentemente diferenciamos las disputas de fútbol por 2 enormes modelos: sistema copa y sistema liga. Detrás vienen sucedáneos de exactamente las mismas, condicionados por la brevedad de su avance, como liguilla, cuadrangular, eliminatoria directa, partido de desempate o el, préstamo por el momento no tan reciente, play-off, aparte de disputas mixtas que tienen dentro etapa de liga y etapa de copa como la Liga de Vencedores de la UEFA.
Argumentar exactamente en qué radica una competición copera se muestra simple: a partir de eliminaciones directas entran a la final los 2 equipos que han superado todas y cada una de las pruebas precedentes, resultando vencedor el que gane este último partido. El número ideal de competidores ha de ser 2º, siendo n el número de rondas que se quiere disputar. Una copa de cinco rondas debe tener 32 equipos. Como no en todos los casos se reúne este número exacto se organizan rondas preliminares, o medias de ajuste, a fin de que en el momento de disputarse las mucho más esenciales (cuartos, semifinales y final) sí se logre tener 8, 4 o 2 equipos.
LA LUCHA PARA EVITAR EL DESCENSO EN SEGUNDA
Donde sí hubo emoción y bastante tomate fue en la pelea por el descenso. Por si acaso por el momento no había bastante revuelo, en medio de una competición (en verdad ahora se había iniciado la segunda vuelta) se decidió agrandar la Liga de 18 a 20 equipos, con lo que únicamente bajaría un club a Segunda División. La solución, a priori, parecía simple, el último clasificado tras la etapa regular y del consiguiente playoff bajaría. Ya que no.
El Cádiz CF, que entonces encabezaba Manuel Irigoyen (por su parte vicepresidente de la Federación De españa de Fútbol), presentó un recurso por el que creía que la normativa se había cambiado en medio de una competición y que lo justo era que los tres últimos clasificados disputaran una «mini liguilla» entre ellos y descendiese lo que saliese perdedor.
El enorme damnificado de la Liga del play-off
Osasuna, Racing de Santander y nuestro Cádiz se confrontaron a cara de perro para eludir la plaza de descenso en aquella pseudo competición de reglas improvisadas.
Navarros y cantabrios debieron tragarse con la imposición de los capos de la Liga, que terminaría llevándose al Racing más allá de haber llegado a la última día con determinada virtud con en comparación con colista.