por que los niños sueñan con ser futbolistas

¡Increíble! Un país que es popular en todo el mundo por la excelencia de sus futbolistas y la pasión por fútbol, ​​el día de hoy se rinde frente a los juegos para videoconsolas y los Deportes.

El deporte siempre y en todo momento fué una vía de escape para los pequeños en condiciones atacables que viven en las favelas de Brasil, una región con pocos elementos económicos que a lo largo de generaciones vió en el balonmano la promesa para proseguir adelante.

Otras curiosidades que nos dejan los mucho más pequeños

La cabeza perfecto para los pequeños sería, con un 47,4%, un deportista popular. A continuación alguna figura de todo el mundo de la música (15,3%), algún influencer (6,5%) o actor (5,6%). Por contra, para las pequeñas la cabeza ideal sería cualquier figura de todo el mundo de la música, con un 45,9. En segunda situación está un individuo procedente de todo el mundo del deporte (14,1%), algún actor o actriz (diez%), un familiar o instructor (5%) o, aun, algún personaje de dibujos animados ( 3,2%).

Buenos salarios para enormes esperanzas. A un 27% le agradaría tener un salario por mes mayor a 15.000 euros. Un 6,5% le agradaría sentir un millón de euros por mes. ¡Los sueños de los pequeños son espléndidos! Un 5,6% quisiese que su nómina fuera sin limites.

futbol

En referencia a qué dedicarían su salario, las opciones quedan de la próxima forma:

Por Diego Torres.

#DeFrente

Fútbol. Pasión. La barra que canta entre el estallido de humo de colores y el papel picado. El bombo que encabeza el ritmo al que se mueven los cuadros y se manan las gargantas. Entre ámbas luxaciones, el rectángulo verde en el que se desplaza un balón pateado por veintidós players que en ocasiones solo tienen de diferente el tono de las camisetas. Esto, lo que se ve, lo que se vive, es uno mucho más de los puntos capaces de ser cooptados por las ansias de riqueza. Deseamos o no, el fútbol, ​​como el deporte mucho más masivo, ahora cedió frente al poder del dinero, si bien sostenga una suerte de aura romántica -asimismo cooptada, cabe nombrar-. Y una sección rigurosamente que se requiere para que el fútbol sea este festival de montañas de billetes rodando por todos lados (favorecedores, derechos de televisión, comerciales, fabricantes de compañías por todas partes) son los players. Pues la celebración podría existir sin fútbol, ​​pero no sería fútbol. Y estos players tienen que venir de alguna parte, ¿no? Esta es, exactamente, el interrogante que trata de contestar el libro Pequeños Futbolistas de Juan Pablo Meneses: intentar descubrir la tenue línea divisoria entre la persona y el eslabón de la cadena que sostiene el circo virando.

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