En un partido que dejará huella en la memoria de los aficionados, los Cavaliers impusieron su dominio sobre los Celtics con una victoria aplastante que envía un mensaje claro a toda la liga. Con una actuación impresionante en todos los frentes, los hombres de Cleveland no dieron opción a sus rivales, imponiendo su ritmo y controlando el partido desde el principio hasta el final. La contundente victoria de 117-91 es más que un simple triunfo, es un aviso a los demás equipos de la liga de que los Cavaliers están listos para pelear por el título. Con esta actuación, los Cavaliers han demostrado que están en plena forma y que no piensan dejar pasar la oportunidad de conquistar el título.
Cavaliers destruyen a Celtics con victoria aplastante y mandan un mensaje a la liga
Los Cleveland Cavaliers han logrado una victoria contundente en el segundo partido de la serie ante los Boston Celtics, demostrando su carácter, calidad y personalidad ante el mejor equipo de la fase regular.
El partido comenzó con ambos equipos apostando por el mismo plan ofensivo: atacar la zona. Sin embargo, las bajas de Kristaps Porzingis en los Celtics y de Jarrett Allen en los Cavaliers lo cambiaron todo, y ambos equipos se olvidaron de los triples.
Jayson Tatum (25 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias) y Jaylen Brown (19 puntos y 4 rebotes) no tardaron en dejar su huella en la pintura, sumando con facilidad y sumando una primera importante ventaja para los locales con el 14-5.
Pero los Cavs de hoy no eran los mismos que los del primer asalto. Caris LeVert (21 puntos y 6 rebotes) se erigió como líder ofensivo de los Cavs, y junto con la importante aportación de Evan Mobley, fueron capaces de darle la vuelta al marcador al finalizar el primer cuarto (24-30).
Aunque los Celtics dieron un golpe sobre la mesa y transformaron un 30-33 en su contra a un 40-35 en un visto y no visto. Derrick White (10 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias) fue omnipresente, Payton Pritchard (13 puntos y 4 asistencias) sumó en silencio y Al Horford (11 puntos con tres triples) castigó desde más allá del arco.
La maquinaria Mazzulla funcionaba perfectamente, pero los Cavs lograron empatar el partido a 54 antes de llegar al descanso.
Tras el paso por vestuarios, lo que en un principio tenía que ser un contratiempo para los Cavs terminó siendo su mejor noticia. Los problemas de faltas de Evan Mobley (21 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias) lo obligaron a quedarse en el banquillo.
El hasta entonces olvidado Tristan Thompson entró en escena, pero también lo hizo el acierto exterior de los Cavs, el factor diferencial en el partido de hoy: un gran 13/28 firmaron los visitantes, mientras que los Celtics se quedaron en un 8/35.
Después de dejarle a LeVert sus minutos de gloria e incluso opacando la gran actuación de Darius Garland (14 puntos con un 4/5 en triples), Donovan Mitchell explotó en el tercer cuarto y suya fue gran parte de la culpa de que los Cavs sorprendieran a todo el mundo con el 78-90 al final del tercer cuarto, con triplazo sobre la bocina como guinda perfecta.
La estupefacción se apoderaba sin remedio del TD Garden. Durante muchos minutos, la sensación era de que a la que se pusieran un poco, los Celtics le darían la vuelta al partido sin problemas, pero sin meter un triple cuesta mucho y parar a Donovan Mitchell (29 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias) parecía misión imposible.
El paso de los minutos no beneficiaba a los locales, y la ventaja para los visitantes llegó a los 20 puntos con el 87-107, pero fue con el 87-111 en que se terminó todo.
Jayson Tatum le hizo una flagrante a Caris LeVert (impresionante partido el suyo) con el que Mazzulla decidió que ya había tenido suficiente: suplentes a jugar y a pensar en el tercer partido, todo ello con casi cinco minutos por jugarse.
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