La triplemente talentosa: científica, superviviente y maratoniana, logra un nuevo récord en la carrera de la vida

La triplemente talentosa: científica, superviviente y maratoniana, logra un nuevo récord en la carrera de la vida

En un emocionante giro de los eventos, la Dra. María Rodríguez, una científica destacada en el campo de la biotecnología, ha logrado un nuevo récord en la carrera de la vida. A pesar de haber enfrentado grandes desafíos personales, incluyendo una batalla contra el cáncer, esta superviviente ha demostrado una fuerza interior inquebrantable. Además, su pasión por el deporte la ha llevado a convertirse en una maratoniana de elite, logrando completar carreras de fondo en tiempos récord. En este artículo, exploraremos la inspiradora historia de esta mujer que ha logrado superar los obstáculos y alcanzar nuevos límites en su carrera y su vida personal.

De la ciencia a la maratón: la increíble historia de supervivencia de Nary Ly

Nary Ly se metió casi por azar en las carreras después de una vida dedicada a la investigación científica y a las enfermedades infecciosas. Empezó a correr con 37 años. Fue olímpica con 44. Lo hizo para homenajear a todas las víctimas del genocidio perpetrado por el ejército de Pol Pot contra su propia población. Y para resarcirse de sus propios fantasmas.

La triada de la triunfadora: científica, superviviente y maratoniana

Nary Ly rompe récords y se convierte en un ejemplo a seguir. La utopía comunista de los Jemeres Rojos la marcó para siempre, pero devolvió el golpe demostrando que se puede salir a flote convirtiéndose en una prestigiosa investigadora científica y, además, correr en unos Juegos Olímpicos.

Del genocidio a la gloria: la lucha de Nary Ly por la vida y la victoria

Nacida el 6 de junio de 1972, Nary Ly dice no recordar muchas cosas antes de los cinco años. Lo único que recuerda es la sabrosa comida de su madre y estar jugando con los amigos de su pueblo, en la región de Kampong, cerca de la capital de Camboya, Phnom Penh.

Pero fue a partir de abril de 1975 cuando los miembros del Partido Comunista de Kampuchea tomaron el poder del país derrocando la dictadura militar de Lon Nol, fundaron la Kampuchea Democrática e instauraron un sistema autoritario en base al comunismo que erradicaba la cultura y las ciudades convirtiendo a todos los ciudadanos en campesinos.

La huida de la población de las ciudades impuesta por los Jemeres Rojos solo trajo penurias y desolación. Esclavizados en campos de trabajos forzados y obligados a vestir todos iguales de negro con un pañuelo de cuadros en la cabeza, los Jemeres Rojos se dedicaron a exterminar a la población camboyana por el mero hecho de hacer ‘limpieza’.

El desprecio por la vida humana se refleja en los campos de la muerte, fosas comunes, familias enteras aniquiladas y depravación total durante los 45 meses (hasta enero de 1979) que duró su régimen de terror. La ONU calcula que hicieron desaparecer cerca de dos millones de personas.

Nary Ly se vio separada de su familia, camino hacia un campo de refugiados en Vietnam.

La lucha por la supervivencia

Tuvo la suerte que no tuvieron otros niños camboyanos: a los 10 años fue adoptada por una familia francesa. Pero esto también acarreó un muro que franquear. El idioma primero y las reticencias raciales después formaron el carácter introvertido de Nary.

En la escuela, encontró en los estudios científicos su lengua: las matemáticas eran números y se le daban bien. Entroncó su aprendizaje hacia la biología que le llevó a realizar un postdoctorado en el centro de Inmunología de Nueva York convirtiéndose en la primera camboyana en atesorar el título de doctora en Biología y Ciencias Médicas.

Nary Ly fue la primera doctora en Biología de Camboya y volvió a su país para dar un impulso moral a la población.

La carrera hacia la gloria

En 1998 regresó a Camboya por primera vez. Todo lo ocurrido durante su infancia que había quedado escondido en su mente, volvió. Con 26 años descubrió un país todavía anclado al pasado turbulento, silenciado por la maleza y quiso devolver cierta esperanza a los camboyanos de que se debía reconstruir de nuevo el espíritu del país.

Trabajó en el Instituto Pasteur de Camboya y para celebrar su doctorado en Biología organizó una carrera para recoger dinero para niños con SIDA (un tema muy relacionado con su tesis doctoral) y empezó a entrenar.

Su exmarido la animó a seguir corriendo y se apuntó a la media maratón.

El camino hacia el maratón de los Juegos Olímpicos

El destino puso a Salva Calvo en su camino en 2014. Runner, ganador de numerosas carreras de ultratrail, se había apuntado a una prueba de resistencia en Camboya y aceptó entrenarla y guiarla hacia su objetivo: correr el maratón de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

La falta de preparación hizo que no pudiera llegar a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero siguiendo la estela de otros maratonianos, Calvo y Ly viajaron hasta Kenia para entrenar tres meses en el Centro de Alto Rendimiento de Lornah Liplagat.

Había que rebajar el reloj hasta las tres horas para poderse clasificar para los Juegos Olímpicos de Río de 2016. En el maratón de Valencia de 2015 consiguió la marca mínima.

Ly hizo un tiempo de 3:20:20 con el tendón de Aquiles lesionado desde el km. 7.

El triunfo final

Quince días antes de la prueba de maratón de los Juegos Olímpicos de 2016, tuvo problemas con el tendón de Aquiles. Un fuerte dolor hacía presagiar lo peor. Pero no podía desistir. Correría por un país y por los miles de desaparecidos y muertos por el régimen de Pol Pot.

La angustia se apoderó de ella durante varios días. Debía correr y terminar. En el km. 7 nota el dolor como reaparece en el tendón pero aún así, continua. Y acaba. Fue la última clasificada (133 de 157 participantes – 3:20:20) pero feliz.

Finalmente, Nary Ly necesitaba contar lo vivido en un libro que le sirvió de catarsis. Retirada en León, España, junto a Salva, fue desgranando los episodios más duros y los contratiempos que surgieron en su camino para plasmar un espíritu de lucha. De superviviente, de científica y de maratoniana. Todo un ejemplo.