En un giro inesperado, la reciente conversación entre Kovacs y De Jong ha generado un gran revuelo en el entorno deportivo. Lo que parecía ser un diálogo común entre dos compañeros de equipo, ha desatado alarmas y especulaciones entre aficionados y expertos. La tensión palpable durante la charla ha dejado a todos con incertidumbre sobre el verdadero trasfondo de la misma. ¿Qué temas inquietantes pudieron haber tocado estos dos jugadores clave en el equipo? Las repercusiones de esta conversación han llegado más allá de los límites del vestuario, provocando un ambiente de inquietud y suspense en la comunidad futbolística. Todos aguardan con expectación y preocupación el desenlace de este enigmático intercambio entre dos figuras destacadas del equipo.
¿Qué se dijeron Kovacs y De Jong antes del Barça-PSG?
La afición entonaba el himno del Barça, los jugadores de ambos equipos aguardaban para saltar al campo, los asistentes observaban atentamente que Koundé y el resto de futbolistas no portaran anillos, pulseras, ni piercings en lugares no permitidos. Mientras tanto, ¿qué hacía el árbitro rumano Istvan Kovacs? Advertía a Frenkie de Jong. Una situación inédita. Una advertencia preventiva antes del inicio del partido. Le expresaba en inglés, subrayándolo con gestos, que fuera inteligente. El árbitro era consciente de que el neerlandés del Barça estaba a una tarjeta amarilla de la suspensión y le insistía en que tuviera precaución, que no toleraría ni protestas ni faltas duras. De manera evidente, le comunicaba con gestos que actuara con astucia y no arriesgara la tarjeta amarilla si deseaba estar presente en la ida de las semifinales. El gesto de llevar el dedo a la sien repetidamente dejaba claro el mensaje.
No criticaremos al árbitro por conocer qué jugadores están en riesgo de sanción, pero él no puede prejuzgar ni demostrar que arbitra condicionado por esta información. Y la evidencia es que lo hizo. Más allá de la expulsión de Araujo, Kovacs mostró cinco tarjetas amarillas a jugadores del Barça y cuatro al PSG, y curiosamente, ninguna de ellas fue para un jugador amonestado previamente. Esto muestra hasta qué punto el árbitro dirigió el encuentro con claridad. El penalti de Cancelo sobre Dembélé fue claro, la expulsión de Araujo plantea más dudas, el penalti sobre Gündogan merecía ser revisado, pero la controversia se remonta al partido de ida. Como bien señaló Xavi, Vitinha no debería haber jugado la vuelta porque Anthony Taylor le perdonó la segunda amarilla en París.
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