En el corazón de la ciudad de Madrid, una de las estatuas más emblemáticas y reconocidas es la de Cibeles, diosa de la mitología griega. Desde hace décadas, esta obra de arte se ha convertido en un símbolo indiscutible de la ciudad, pero pocos saben que detrás de esta icónica estatua se esconde un secreto histórico. Una revelación que puede sorprender a muchos es que la estatua de Cibeles, en lugar de haber sido donada a Real Madrid, equipo que se asocia comúnmente con la ciudad, fue en realidad donada originalmente al Atlético de Madrid. Esta sorprendente verdad nos lleva a reflexionar sobre la historia y la identidad de la ciudad de Madrid.
La sorprendente verdad sobre la estatua de Cibeles: ¿de quién fue originalmente donada?
El pasado fin de semana, el Real Madrid y sus aficionados celebraron la merecida Liga número 36 del conjunto blanco en la céntrica plaza madrileña, lugar habitual para los festejos del equipo merengue. Pero, ¿sabía que no siempre fue así?
Un tiempo atrás, la fuente de Cibeles pertenecía a los seguidores del Atlético de Madrid, quienes fueron los primeros en elegir ese espacio para celebrar sus triunfos. Todo comenzó en 1962, cuando el equipo rojiblanco se proclamó campeón de la Recopa de Europa derrotando a la Fiorentina en la final.
En aquel entonces, la sede del club estaba en la calle Barquillo, y allí se congregaron los aficionados para festejar el primer título continental del Atlético de Madrid. Luego, se acercaron a la Plaza de Cibeles para seguir con la celebración, con baño incluido.
La década de oro del Atlético de Madrid
En la década de los 70, el Atlético de Madrid vivió una de las etapas más prolíficas de su historia, con varios títulos y triunfos. Sin embargo, la situación cambió en la década de los 80, cuando el Real Madrid comenzó a dominar el fútbol español.
Fue entonces cuando el delantero Emilio Butragueño se convirtió en el culpable de que los merengues comenzaran a ocupar la Plaza de Cibeles. Fue durante el Mundial del 86 en México, cuando España se impuso a Dinamarca con 5-1, con cuatro goles de Butragueño.
El cambio de escenario: de Cibeles a Neptuno
Todo cambió en 1991, cuando el Atlético de Madrid jugó la final de la Copa del Rey ante el Mallorca en el Bernabéu. Los colchoneros comenzaron a mirar con recelo a la que había sido su diosa, y algunos anunciaron que en caso de triunfo, el destino sería Neptuno para bañarse en aguas que no estaban infectadas después de cinco años seguidos recibiendo a hinchas blancos.
El Atlético ganó la Copa del Rey y cientos de seguidores bajaron por la Castellana, pasaron por Cibeles y recorrieron medio kilómetro más para llegar a la Plaza de Cánovas del Castillo, donde esperaba el dios de los mares.
Desde entonces, los hinchas del Atlético de Madrid han celebrado sus títulos en la fuente de Neptuno, mientras que los madridistas siguen celebrando en la Plaza de Cibeles.
La verdad sobre la estatua de Cibeles es que no siempre fue un lugar de celebración para el Real Madrid. En realidad, fue el Atlético de Madrid quien originalmente la donó, y solo más tarde se convirtió en un lugar de celebración para los merengues.
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