El VAR salva a Griezmann de una expulsión absurda que solo vio a Munuera Montero
En un partido lleno de polémica, el VAR (Árbitro Asistente de Vídeo) se convirtió en el salvador de Antoine Griezmann, delantero del Fútbol Club Barcelona, al anular una expulsión que parecía inevitable. El árbitro del encuentro, Munuera Montero, había visto una falta grave del francés en un jugador rival y había sacado la tarjeta roja, pero gracias a la revisión del VAR, se comprobó que la falta no había sido tan grave como parecía y se decidió anular la expulsión. Este incidente generó un gran debate en el mundo del fútbol, ya que muchos consideraron que la decisión inicial del árbitro había sido absurda y que solo él había visto la falta de esa manera.
El VAR salva a Griezmann de una expulsión absurda
El Atlético de Madrid se encontraba en alerta desde antes del partido contra el C.D. Leganés debido a que el colegiado designado para el encuentro era Munuera Montero, árbitro con un historial complejo con los rojiblancos. Y no defraudó, ya que se convirtió en protagonista al final del choque.
Especialmente en alerta estaban los de Simeone sobre el tema de las expulsiones. En el caso de Munuera Montero hablamos de un árbitro que tuvo no pocos roces con el Atlético de Madrid. En el caso del cuadro colchonero, le dirigió en 20 ocasiones, con un balance de 13 victorias, tres empates y cinco derrotas. Lo llamativo en este caso es que el andaluz tiene un alto porcentaje de expulsiones con el cuadro colchonero. Son tres por doble amarilla y otras tres por roja directa más tres penaltis.
Porcentaje muy elevado para el número de partidos dirigidos. Y a punto estuvo de sumar una expulsión más. En el tramo final del choque, Griezmann peleaba por un balón dividido con un jugador del cuadro pepinero, se medio resbalaba o medio ‘tackleaba’, con los dos pies abajo, sin plancha ni nada. Y el colegiado andaluz le sacaba roja directa. Indignación clamorosa en los rojiblancos, que no se lo podían creer.
Griezmann trataba de explicarle, Giménez le pedía explicaciones y el árbitro, con ademanes muy tajantes se los quitaba a todos de encima. Estaba seguro de su decisión hasta que le llamaba el VAR. Entonces se dirigía a ver la repetición en televisión y rectificaba su decisión a medias. Porque la acción parecía un lance sin más, pero hubiera quedado raro que le quitase no sólo la roja, sino que también le dejase sin amarilla. Y por ahí no pasó el colegiado.
Hasta la próxima…
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