El Mito de la Intestina: SIBO, ¿Qué Es, Síntomas y Por qué Están Diagnosticando a Tantas Personas con esta Enfermedad Intestinal

En los últimos años, el término SIBO (Síndrome de Bacterias en el Intestino Delgado) ha ganado notoriedad en el ámbito de la salud. ¿Qué es SIBO? Se trata de una condición en la que el intestino delgado se ve sobrepoblado por bacterias, lo que puede desencadenar una variedad de síntomas incómodos y perturbadores. A pesar de que esta enfermedad intestinal ha existido durante décadas, ¿por qué están diagnosticando a tantas personas con SIBO? En este artículo, exploraremos los síntomas más comunes de la enfermedad, las causas que la originan y por qué se ha convertido en un tema de gran interés en la comunidad médica y entre los pacientes que buscan aliviar sus síntomas gastrointestinales.

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¿Qué es el SIBO? Descubre los síntomas y causas de este sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado

¿Se te inflama la barriga luego de comer? ¿Te sientes incómoda? ¿Sientes dolor abdominal y tienes gases? Esto no es normal y podrían indicar síntomas de un sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, también conocido como SIBO, por sus siglas en inglés.

El SIBO se produce cuando existe un aumento anormal de bacterias en el intestino delgado, en especial de los tipos de bacterias que no se encuentran con frecuencia en esa parte del tubo digestivo. Conocer las causas, los síntomas y las complicaciones es esencial para poder detectarlo.

Causas y síntomas del SIBO

Causas y síntomas del SIBO

Las causas del SIBO son diversas y pueden incluir:

  • Problemas estructurales dentro y alrededor del intestino delgado, como diverticulosis intestinal (bolsas abultadas de tejido sobresaliendo a través de la pared del intestino delgado).
  • Complicaciones de una cirugía abdominal, como bypass gástrico y gastrectomía para tratar el cáncer de estómago.
  • Afecciones médicas, como celiaquía, diabetes, enfermedad de Crohn y enteritis por radiación.

Entre los síntomas típicos del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado se encuentran:

  • Náuseas
  • Hinchazón y dolor abdominal
  • Fatiga
  • Diarrea
  • Estreñimiento
  • Flatulencias
  • Dispepsia
  • Pérdida del apetito
  • Sensación de saciedad incómoda después de comer
  • Pérdida de peso involuntaria y malnutrición

Es fundamental consultar a un médico si se experimenta diarrea constante, pérdida de peso rápida e involuntaria, o dolor abdominal prolongado. En casos de dolor abdominal severo, es fundamental obtener atención médica de inmediato.

Factores de riesgo y complicaciones

El riesgo de desarrollar SIBO aumenta con factores como:

  • Cirugías gástricas
  • Defectos estructurales en el intestino delgado
  • Lesiones intestinales
  • Fístulas entre segmentos intestinales
  • Antecedentes de radioterapia abdominal
  • Condiciones como la enfermedad de Crohn, linfoma intestinal o esclerodermia

Además, el SIBO puede llevar a varios problemas graves, como:

  • Mala absorción de nutrientes, lo que puede descomponer las sales biliares necesarias para la digestión de grasas, resultando en una digestión incompleta y diarrea.
  • Deficiencia de vitaminas, como la vitamina B-12, esencial para el sistema nervioso y la producción de células sanguíneas y ADN.
  • Osteoporosis, con el tiempo, la mala absorción de calcio debido al SIBO puede derivar en huesos debilitados.
  • Cálculos renales, la deficiente absorción de calcio también puede llevar eventualmente a la formación de cálculos renales.

Diagnóstico

Una de las maneras más populares de diagnosticar el SIBO es mediante un test de hidrógeno espirado. La prueba consiste en administrar por vía oral un azúcar sustrato (lactitol) y recolectar el aire espirado a distintos tiempos, para determinar la cantidad de hidrógeno y/o metano exhalado a través del aliento.

No existen contraindicaciones para su realización, pero es importante consultar a su médico para que le aconseje dónde realizarse el test y cuál es el procedimiento.

Tratamiento

Existen dos enfoques principales para tratar las afecciones digestivas:

  • Tratamiento farmacológico, que implica el uso de antibióticos recetados por un médico.
  • Dieta baja en FODMAP, que consiste en evitar ciertos carbohidratos, como la fructosa y la lactosa, así como el gluten y algunos edulcorantes artificiales.

La guía publicada en 2020 por The American Journal of Gastroenterology respalda el uso de una dieta baja en FODMAP. Los datos demostraron que la producción diaria de hidrógeno era significativamente mayor cuando se consumían FODMAPs.

Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.

Juan Hernández

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