El cambio de horario invernal en España 2024: ¿Qué hora cambia el reloj este invierno?
El próximo domingo 29 de octubre de 2023, España se prepara para el tradicional cambio de horario invernal, que conlleva el reajuste de los relojes para ahorrar energía y aprovechar mejor la luz natural. Aunque el cambio de horario puede generar confusión, es importante recordar que este año no habrá excepciones y se aplicará en toda la geografía española. En este sentido, es fundamental saber qué hora cambia el reloj y cómo afectará a nuestros hábitos diarios. A continuación, repasaremos los detalles clave del cambio de horario invernal en España 2024 y qué debemos tener en cuenta para adaptarnos a este cambio.
El reloj español cambia: ¿qué hora es la verdad este invierno?
Próximamente, España modificará sus relojes, como ocurre en diferentes lugares del mundo, dando inicio al horario de invierno, que estará vigente hasta el 30 de marzo de 2025, cuando se volverá al horario de verano. Esta práctica, con origen en la década de 1970, continúa generando debate tanto a nivel nacional como en el seno de la Unión Europea.
Entre el 26 y 27 de octubre de 2024, los ciudadanos de España deberán retrasar sus relojes una hora. Puntualmente, a las 3am se pasará a las 2am, para impactar así el nuevo horario de invierno. Desde 1974, el cambio de hora se ha justificado como una medida para aprovechar mejor las horas de luz natural y reducir el consumo energético; sin embargo, la evidencia reciente pone en entredicho su efectividad.
Diversos estudios sostienen que el ahorro energético actual es mínimo, lo que ha alimentado las críticas hacia esta costumbre. Pese a ello, el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha confirmado que los cambios de hora se mantendrán al menos hasta 2026, conforme al Real Decreto 236/2002, que regula la adaptación del horario en función del uso eficiente de la luz.
Un debate que no cesa
En 2019, una Comisión de expertos presentó un informe al Gobierno donde recomendaba no suprimir el cambio de hora sin una reflexión profunda y un debate público. El informe enfatiza la importancia de lograr consenso social antes de tomar una decisión que altere las rutinas diarias: No es aconsejable producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no exista un consenso compartido y una difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta.
El BOE refuerza esta postura y advierte que cualquier decisión apresurada podría acarrear consecuencias imprevistas, motivo por el cual se prioriza la cautela hasta que haya mayor claridad sobre los beneficios y riesgos.
La opinión de los ciudadanos y la UE
El debate sobre el cambio de hora ha cobrado fuerza en los últimos años. En 2019, una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que el 62% de los españoles se inclina por eliminar esta práctica. De los encuestados que apoyan su eliminación, el 65% optaría por mantener el horario de verano durante todo el año, lo que sugiere una preferencia por más horas de luz vespertina.
A nivel europeo, la discusión no es menos intensa. En 2018, la Unión Europea organizó una consulta pública en la que el 90% de los 4,5 millones de participantes votó a favor de eliminar el cambio horario. Sin embargo, el Parlamento Europeo dejó en manos de cada país miembro la decisión de mantener o no esta práctica. Algunos países, como Ucrania, ya han optado por abolir los ajustes de hora, siendo octubre de 2023 su última modificación.
La discrepancia entre el huso horario y la posición geográfica
España también enfrenta otro dilema: la discrepancia entre su huso horario y su posición geográfica. Por su situación natural, el país debería compartir el horario del Meridiano de Greenwich (GMT) con Reino Unido, Portugal y las Islas Canarias. Sin embargo, desde 1940, bajo el régimen de Francisco Franco, España adoptó el Horario Central Europeo (CET) para alinearse con las potencias del continente, una decisión que todavía genera controversia.
Este desfase entre la hora oficial y la luz solar ha sido señalado como un factor que afecta los ciclos biológicos de la población y dificulta la conciliación entre vida personal y laboral. La posibilidad de corregir esta desalineación sigue abierta, pero implicaría cambios profundos en las costumbres diarias del país.
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