El regreso de Jabari Parker: de la lesión a la gloria en Barcelona
La llegada de Jabari Parker a Barcelona el verano pasado fue, además de un movimiento sorprendente a la par que inesperado, una apuesta ciega por un talento que en circunstancias normales sería inaccesible por muchos motivos.
Sin embargo, la carrera de Parker en la NBA tomó una dirección opuesta a las expectativas generadas desde su etapa en el instituto. Tildado como un talento generacional desde su etapa en Simeon, uno de los high school más prestigiosos del estado de Illinois, llegó a la universidad de Duke como una futura estrella del baloncesto estadounidense, siendo seleccionado por los Milwaukee Bucks como número #2 de un Draft de 2014, justo por detrás de Andrew Wiggins y por delante de Joel Embiid, Aaron Gordon o Julius Randle.
En definitiva, Parker estaba llamado a ser una de las caras de la liga y de los Bucks durante años. Sin embargo, las lesiones empezaron a dinamitar la prometedora carrera de un jugador con una movilidad impropia para alguien de su tamaño, con la elegancia por bandera y una capacidad anotadora fuera de lo habitual. Dos graves lesiones en la rodilla izquierda y otras molestias físicas empañaron la carrera de un jugador que prometía ser dominante en la liga.
Y tras concluir su contrato en Milwaukee, probó suerte en los Bulls, en el equipo de su ciudad natal, sin suerte. Después en Wizards, Hawks, Kings y finalmente Celtics, equipos donde no tuvo ni continuidad ni apenas oportunidades.
Una apuesta con (y sin) riesgo
Veinte meses después de ser cortado por los Celtics, su último equipo en la NBA, una llamada del Barça lo cambió todo. Pese a las lógicas dudas por su dilatado historial en la enfermería, el club azulgrana apostaba por intentar recuperar para la causa a un jugador que, en condiciones físicas óptimas, podía llegar ser diferencial en el baloncesto europeo.
Entonces, la jugada, para el Barça y para Jabari Parker, resultaba ser un 'win-win'. Los azulgranas apostaban por recuperarle y Parker apostaba por volver a disfrutar del baloncesto al más alto nivel, pero en un contexto diferente. Ambas partes hicieron 'match', y al poco tiempo esa confianza se vio reflejada en la pista, donde demostró que el talento no lo había perdido y que aún tenía cuerda para rato.
Pese a que los resultados de la pasada temporada no fueron los mejores para los intereses del Barça, esa apuesta por Jabari Parker resultó ser un acierto mayúsculo tanto a nivel personal como deportivo. El de Illinois se convirtió en uno de los ídolos de la afición azulgrana y, lo más importante, estuvo libre de lesiones.
Eran lágrimas de gratitud. No estaba seguro de si volvería a jugar. En Barcelona, he recuperado mi amor por el baloncesto, aseguraba emocionado el de Chicago tras la derrota del Barça ante el Madrid en Playoffs.
Año dos: una renovación y dudas fuera
Jabari aterrizó a Barcelona siendo una gran apuesta por un talento distinto que, en condiciones normales, resultaría diferencial. En otras palabras, había que tener paciencia por tal que su aclimatación tanto al club como a la ciudad fuera la mejor posible, porque llegar a un sitio nuevo nunca es fácil.
No obstante, con el paso de los meses, éste sorprendió por lo rápido que se integró a una cultura distinta tanto dentro como fuera de la pista. En abril, a pocas semanas de concluir la temporada, ni Barça ni Parker quisieron esperar más en mantener su unión hasta 2026.
El ala-pívot de 29 años despejó todas las dudas existentes respecto a su estado físico, porque respecto a su talento y capacidad para jugar a baloncesto no había ninguna. Ha sido muy fácil tomar esa decisión. Tomaría esa decisión 10 veces si tuviera la oportunidad, comunicó el de Chicago tras renovar dos temporadas más con los azulgranas. Mi vida en Barcelona es fantástica.
Tras consumarse su renovación y con las dudas de su adaptación al juego europeo ya dilucidadas, ahora Jabari Parker quiere triunfar con el uniforme azulgrana. Ya ha demostrado ser capaz de hacer disfrutar al Palau, de echarse el equipo a la espalda, decidir partidos y ser diferencial. Sin duda, se avecina un segundo año clave para él como uno de los líderes del nuevo proyecto de Joan Peñarroya.
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