De la sombra a la gloria, Lyles persigue el sueño de Bolt
El mundo del atletismo se encuentra en vilo ante la irrupción de un nuevo talento que amenaza con hacer sombra a los ídolos establecidos. Noah Lyles, un joven estadounidense de apenas 23 años, ha generado un gran revuelo en el circuito internacional con sus impresionantes marcas en los 100 y 200 metros lisos. Con una velocidad y potencia que recuerdan a la del legendario Usain Bolt, Lyles se perfila como el sucesor natural del jamaicano en el trono de la velocidad. A pesar de la sombra que aún proyecta el ocho veces campeón olímpico, Lyles tiene la mirada puesta en el futuro y se prepara para escribir su propio capítulo en la historia del atletismo.
El nuevo rey del sprint: Lyles busca superar a Bolt y escribir su propio capítulo de historia
Noah Lyles, de 27 años, es el mejor y más regular velocista desde la retirada de Usain Bolt en 2017. Nadie se lo puede discutir a un seis veces campeón del mundo. Y tiene carisma, ángel y agallas para no callarse nada. Y ambición, demasiada incluso, dicen en el equipo USA.
Lyles, campeón mundial de 100, 200 y 4x100 en el Mundial de Budapest el año pasado, va a intentar ese mismo triplete en París, donde este domingo corre la semifinal y la final (21.50 h) de los 100 metros. Es decir, va a intentar ser el Bolt de Pekín 2008, al menos en oros, porque difícilmente el jamaicano va a perder alguno de sus récords en París. Y quiere una cuarta carta, el relevo 4x400, pero no está claro que le dejen. Quizás alguna ronda, pero difícil que aparezca en la final porque la competencia es muy grande en su propio equipo.
Un hombre renovado
El Lyles de hoy suena radiante, ambicioso. Cuando me retire quiero haber conseguido dejar el atletismo en un nivel más alto del que tiene hoy. Tengo la velocidad, la personalidad, el sentido del show y del marketing que se necesita. El titular, publicado en 'Time', le hace quedar altivo, pero a estas alturas poco le importa al favorito número uno del sprint.
Ha pasado por demasiados problemas hasta llegar aquí. Él era el niño que creció en Florida con problemas de asma graves, que obligaban a su madre a quedarse a su lado mientras dormía, asegurándose de que respiraba correctamente. El chaval que sufrió bullying en la escuela durante demasiados años, eran muy crueles conmigo, confiesa. Y es el mismo tipo que tardó en confesar, justo antes de los Juegos de Tokio, hace tres años, que necesitaba ayuda. Acumulaba todos los indicios de una depresión, pero le aterrorizaba confesarlo e iniciar un tratamiento.
Pero tuvo que dar el paso. En Tokio la cosa no fue bien, bronce en el 200 cuando todo el mundo le señalaba para el oro. Comenzó justo después con la medicación. Y nació un Lyles diferente, al que los resultados han acompañado en los Mundiales, y ahora espera recibir el espaldarazo olímpico. Un hombre renovado, diferente gracias al trabajo de su coach mental, Diana McNab. Integrado en un grupo de entrenamiento sólido en Florida a las órdenes de Lance Brauman, sus resultados son cada vez mejores. Desde su derrota en la final de Tokio, lleva tres años y 25 victorias seguidas en el 200, una distancia en la que aún da más miedo que en el 100.
El 'performer' fuera de la pista
Y paralelamente a ese Noah Lyles renacido a nivel atlético, está el 'performer', el imán de atención fuera de la pista. Fue él quien dijo el año pasado que él sí es un campeón del mundo y no los campeones de la NBA, que llevan años atribuyéndose tal título cuando consiguen el anillo en las finales. Una sentencia que le puso en el disparadero y le generó enormes críticas de las estrellas de la canasta.
Hoy, Lyles es un show constante, con referencias a la cultura pop en sus presentaciones antes de competir, con un contrato recién estrenado con Adidas, un canal de Youtube, una empresa que le asesora en los contenidos, es imagen de Omega y Visa, y ha protagonizado un documental en Netflix.
París dirá si, en lo deportivo, Noah Lyles merece la gloria olímpica, pero por ahora es lo mejor que el sprint 'post Bolt' ha encontrado.
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