La noticia titulada Calendarios y horarios sin razón aparente revela un fenómeno desconcertante que ha capturado la atención de expertos y ciudadanos por igual. En medio de la rutina diaria, surge la incógnita sobre la arbitrariedad que parece regir la organización del tiempo. Este reporte pone de manifiesto la existencia de inconsistencias y discrepancias en los calendarios y horarios, desafiando la lógica y la coherencia en la planificación de actividades. La perplejidad se apodera de la sociedad ante la falta de una explicación clara para estos desajustes temporales, generando interrogantes sobre la gestión del tiempo y la necesidad de revisar los sistemas establecidos. Esta noticia invita a reflexionar sobre la importancia de una organización precisa y coherente del tiempo en nuestra vida cotidiana.
Desorden en los calendarios y horarios del fútbol de alta competición
Un día habrá que organizar mejor los calendarios y los horarios del fútbol de alta gama. Ahora mandan las televisiones, los sponsors multimillonarios y los caprichos.
Sabemos la hora de los encuentros de las dos próximas jornadas pero es inútil hacer planes a partir de dos semanas para los que acuden a los estadios.
UEFA y FIFA son más profesionales respecto al calendario y uno sabe a qué atenerse. La organización de los partidos de la Liga viene a ser como un mercado persa, casi una incierta lotería, con criterios arbitrarios a los que los clubs ni siquiera pueden participar.
Hay otro parón para concentrar la atención en la final de Copa entre el Athletic y el Mallorca en la Cartuja sevillana. ¿Tiene que ser necesariamente a las diez de la noche? Como si se quisiera emitirlo en horario protegido.
El Barça tiene diez días para preparar el primer choque de cuartos de Champions con el PSG de Luis Enrique en París. La Liga es más que probable que se la lleve el Madrid de Ancelotti.
Pero hace bien Xavi en pelear hasta el final porque los imponderables pueden aparecer mientras el campeonato no esté matemáticamente decidido. Si el Barça logra superar al PSG de Mbappé, la vuelta es en el Lluís Companys, la continuidad de Xavi habría que reconsiderarla por todas las partes.
Ha armado un equipo con jugadores que él no pidió, lo ha hecho competitivo y ha optado con inteligencia por sacar agua del pozo de la Masia. No tengo recuerdo de que tantos talentos, con menos de 20 años, hayan sido titulares desde hace meses.
Que un chaval de 16 años, Lamine Yamal, arranque aplausos en el Bernabéu en un partido internacional no es una cortesía sino un reconocimiento. Ya ocurrió con Ronaldinho en 2005.
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