El equipo masculino de waterpolo español cae ante Croacia y queda fuera de la lucha por el podio en el Campeonato Europeo
En un partido emocionante y disputado hasta el final, el equipo masculino de waterpolo español ha caído derrotado ante Croacia en el Campeonato Europeo, celebrado en la ciudad de Split. Con este resultado, España se despide de la lucha por el podio, quedando fuera de la competición por los primeros puestos. A pesar de la buena actuación de los españoles, la selección croata demostró ser más fuerte y se impuso con un marcador de 12-9. Este resultado supone un varapalo para el waterpolo español, que había llegado a este partido con ilusiones de luchar por el título.
Croacia elimina a España del podio en el Campeonato Europeo de waterpolo
La selección española masculina, que se había mostrado implacable hasta este punto, quedó eliminada en cuartos de final por Croacia (10-8) y no subirá al podio, estirando una maldición que dura desde Atlanta'96, cuando los Estiarte, Sans, Pedrerol, Rollán y compañía ganaron el que todavía es el último oro olímpico español en deportes de equipo.
Un mal inicio y un portero inspirado fueron clave en la derrota española. La selección española masculina fue víctima de su monumental empanada inicial en ataque, que le tuvo más de diez minutos sin ver puerta, y de un día muy inspirado del portero rival, Bijac. Cuando reaccionó, que lo hizo porque su espíritu de lucha es incuestionable, ya era demasiado tarde y estaba demasiado lejos.
El waterpolo es un deporte que va por ciclos y que tiene 6 o 7 países dominantes que pasan por mejores o peores épocas y que van alternándose en la cima. Dos de estos países top en categoría masculina son España y Croacia, grupo del que también forman parte Hungría, Serbia, Italia, Grecia o Montenegro.
Un enfrentamiento entre dos potencias. Antes de llegar a estos cuartos de final, España estaba más arriba en el escalafón que Croacia a tenor de su último ciclo olímpico, con un título mundial como testimonio. Pero entre este grupo dominador, la diferencia en un cara a cara está en los detalles; cualquiera, en un buen día, puede vencer.
Los de David Martín llegaban a estos cuartos de final impolutos, con pleno de victorias en la fase de grupos, algunas de ellas de postín –Hungría y Serbia especialmente- y muy convencidos ya no sólo de sus posibilidades sino de su modelo de juego, marcado por un compromiso ineludible en defensa y por la movilidad y la paciencia en ataque; no hay una gran figura y el éxito pasa por un trabajo coral y solidario.
Croacia, un gran rival. Por el contrario, Croacia aterrizaba en la fase de vida o muerte con dudas tras perder en el round robin frente a Italia y sobre todo ante Estados Unidos, un rival en teoría inferior. Sin embargo, todos estos precedentes son agua pasada llegados a este punto. Sea cual sea su momento, Croacia es uno de los grandes del waterpolo, con todos los títulos posibles en su palmarés, con tradición y, sobre todo, con jugadores top en todas las posiciones.
Son grandes y fuertes y suelen comenzar los partidos muy enchufados, como demostró de entrada el zurdo Maro Jokovic, que soltó dos latigazos, uno en superioridad y el otro en ataque estático, que aprovecharon un incomprensible letargo español. Lenta en las transiciones y negada en ataque, si España sobrevivía era gracias a su defensa y a algún destello del portero Unai Aguirre.
Un partido de ida y vuelta. Ni un solo gol en todo el primer cuarto, 2-0 y un feeling pésimo. Se le vio más intención ofensiva en el segundo cuarto, pero el mismo acierto. O los brazos de la defensa balcánica o el tino del guardameta Bijac desbarataban cualquier intento español. Hasta que, diez minutos y 33 segundos después de empezar el encuentro, Álvaro Granados anotó el primer tanto para España, un latigazo desde el perímetro, inmediatamente contestado por Kharkov (3-1).
El encuentro ya había entrado en otra dinámica, un toma y daca que desafortunadamente tampoco benefició a los de David Martín. Sanahuja, en superioridad, recortaba diferencias, que volvía a aumentar Zuvela en un gol fantasma que fue revisado. Fatovic y Vukicevic abrían aún más una herida que no paraba de sangrar mientras los españoles se estrellaban una y otra vez en Bijac. Un gol de Perrone dejaba a España 6-3 abajo al descanso.
Un milagro necesitado. Necesitaban un milagro en 16 minutos para seguir aspirando a algo en París. Bijac se había convertido en un coloso bajo palos que intimidaba, impidiendo que el marcador se estrechara. El ansia española tampoco ayudaba a encontrar las mejores soluciones. Y el reloj corría implacable. 8-5 y solo un cuarto por disputar.
Y, en un santiamén, Granados y Sanahuja, además de la defensa, siempre la defensa, metieron a España en el partido cuando nadie la esperaba, 8-7. Se entró entonces en un nuevo intercambio de zarpazos pero a los españoles, ya en pleno frenesí de precipitación, se les había hecho de noche y los croatas se las apañaron para estabilizarse en una renta de dos tantos.
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