Noah Lyles, el nuevo rey olímpico de los 100 metros lisos
En un espectacular fin de semana de competencias atléticas, Noah Lyles se ha coronado como el nuevo rey olímpico de los 100 metros lisos. Con una impresionante marca de 9,86 segundos, el velocista estadounidense ha demostrado su supremacía en la prueba reina del atletismo, dejando atrás a sus rivales más cercanos. La victoria de Lyles no solo le otorga el título olímpico, sino que también lo consolida como uno de los mejores velocistas de la historia. Su dominio en la pista ha sido absoluto, y su nombre se ha convertido en sinónimo de velocidad y potencia.
Lyles, el nuevo rey de la pista: Estados Unidos recupera el título de los 100 metros en París
Noah Lyles, con el corazón en un puño y mirando a la pantalla ansioso, tardó en descubrir que era el hombre más rápido del planeta, el rey de los 100 metros, el oro más famoso del planeta.
Tuvo la culpa el cronómetro, o más aún, la extraordinaria igualdad de la final del hectómetro más apretada de la historia. Solo cinco milésimas le dieron al ciclón de Florida, de 27 años, el primer título olímpico de los 100 metros para un estadounidense desde 2004.
20 años, nada menos, desde el triunfo de Justin Gatlin, una sequía que lleva un nombre y un apellido, Usain Bolt, rey hasta 2016, con la propina del italiano Marcell Jacobs, el hombre que ayer abdicó de la corona de Tokio.
Los números impactan. Lyles, campeón mundial el pasado año, ganó con 9”79, la misma marca que el jamaicano Kishane Thompson, con un metro de viento a favor. El desempate fue microscópico, cinco milésimas a favor de Lyles: 9”784 para el oro, 9”789 para la plata (las centésimas se redondean al alza).
Estados Unidos colocó en el bronce a Fred Kerley, ex campeón mundial (9”81), con Simbine pegado (9”82) y Jacobs quinto (9”85) y lesionado al final. Siete hombres bajaron de 9”90, pero no se vio el ‘marcón’, cercano a 9”70, que podía esperarse.
La de Lyles no fue, ni siquiera, la mejor marca del año, que sigue siendo de Thompson (9”77) en los Trials de Jamaica.
¿Qué sucedió? Que Noah Lyles demostró que, pese a no ser Bolt ni pretenderlo, pese a su sentido del show y su carácter extrovertido, tiene carencias como su defectuosa salida, que no deja de castigarle. En la final, le costó más de media carrera ponerse a la altura de Kerley y Thompson.
Pero sucedió también que es un excelente competidor. Lo ha demostrado en dos Mundiales seguidos, sin apenas fallos desde que dejó atrás sus episodios de depresión después de los Juegos de Tokio. Le costó, pudo perderlo, pero ni le pudo la presión ni lo dejó escapar.
La apretadísima llegada, con Lyles emergiendo desde la calle 7 para avanzar a Thompson (calle 4)
No fue un triunfo arrollador, pero fue el trunfo que necesitaba personalmente, y una victoria fundamental para Estados Unidos, no solo porque recuperó así el cetro de los 100 metros 20 años después, sino porque Lyles emergerá ahora como una estrella clave para el deporte USA de cara a la promoción de los Juegos de Los Angeles, a los que, si no ocurre nada malo, llegará.
Y así, de paso, tranquiliza a Adidas, que le firmó este año un lucrativo contrato, dicen que de 2,5 millones de dólares anuales.
Es el primer paso hacia el triplete que persigue el nuevo rey del 100. Lyles es aún más favorito en los 200 metros, su verdadera prueba, en la que posee una plusmarca de nivel ‘Bolt’, 19”31, y no faltará en el 4x100 en el que Estados Unidos es también favorito. Más difícil será que los responsables del equipo decidan alinearle en el 4x400, como él quiere.
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