No me premian por ser el mejor árbitro, soy muy crítico conmigo mismo, afirma el instructor con humildad

No me premian por ser el mejor árbitro, soy muy crítico conmigo mismo, afirma el instructor con humildad

En una entrevista reciente, el instructor de árbitros más destacado del país, sorprendió a todos con sus palabras de modestia y autocrítica. A pesar de haber recibido numerosos reconocimientos y premios por su excelente labor en el campo, este instructor asegura que no se considera el mejor árbitro, y que siempre se esfuerza por mejorar y aprender de sus errores. Con una actitud humilde, el instructor nos habla sobre la importancia de la autoevaluación y la constante búsqueda de la perfección en su trabajo. En las siguientes líneas, descubriremos más sobre esta entrevista y las palabras de este instructor ejemplar.

El humilde premiado: César Soto Grado, el árbitro que no se cree el mejor y se mantiene dispuesto a aprender

César Soto Grado ha recibido este año el premio Vicente Acebedo como mejor árbitro de Primera División, un reconocimiento que considera bonito y un orgullo, pero no se deja llevar por la euforia. En realidad, se siente muy crítico consigo mismo y se mantiene dispuesto a aprender de los errores.

No hay que creerse el mejor cuando te dan un premio de este tipo ni caer en la depresión cuando te llueven las críticas, explica Soto Grado, quien pertenece al comité riojano de árbitros, aunque nació en Candelada (Ávila) hace 44 años.

Un orgullo que viene de los compañeros

El premio Vicente Acebedo se otorga a través de informes del Comité de Árbitros, lo que lo hace sentir muy orgulloso porque se trata del reconocimiento de sus propios compañeros. Existen medios de comunicación que realizan clasificaciones de los árbitros y la gente se piensa que es lo mismo, pero a nosotros quien nos puntúa son los informadores que son exárbitros, con lo que es un orgullo muy grande el que ellos te reconozcan, destaca.

Autocrítica y capacidad de mejora

Soto Grado se describe a sí mismo como muy crítico con sus propios errores. Pasar un partido bien es bueno, pero cuando te equivocas sabes lo que hay que mejorar, afirma, y se refiere a situaciones como dar la ley de la ventaja o juzgar la voluntariedad de una mano.

Además de su propia autocrítica, es consciente de que los aficionados lo juzgan por cómo le haya ido a su equipo. Sin embargo, defiende que el arbitraje español, se diga lo que se diga, tiene un nivel bastante alto, porque se corresponde con una de las mejores ligas de Europa.

La oportunidad para los árbitros españoles

Soto Grado considera que a nivel internacional hay que dar más oportunidades a los árbitros españoles. Pone como ejemplo a su compañero Jesús Gil Manzano, quien ha hecho un buen trabajo en la Eurocopa en el partido que le correspondió, pero nadie entiende por qué no ha vuelto a arbitrar.

La carrera de un árbitro internacional

Soto Grado es árbitro internacional, pero en un tercer nivel en el que se les designan partidos grandes o encuentros de selecciones en competiciones importantes. Sin embargo, admite que me falta experiencia porque lleva solo tres campañas como internacional.

En los próximos años, se enfrenta a la posibilidad de que la próxima sea su última campaña como árbitro de alto nivel, ya que en España los colegiados pasan del campo al VAR a los 45 años. A mí me gustaría seguir, pero será complicado con la política del Comité, reconoce. Somos uno de los pocos países de Europa en lo que sucede esto y porque no tiene mucha lógica que te premien como el mejor árbitro y un año después te jubilen, cuando solo llevo seis temporadas en Primera. Creo que no estoy amortizado y que me podrían aprovechar un poco más, concluye.