Descubre el secreto genético detrás de nuestro amor por los carbohidratos: ¿por qué nuestros genes nos hacen preferirlos?

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Descubre el secreto genético detrás de nuestro amor por los carbohidratos: ¿por qué nuestros genes nos hacen preferirlos?

La relación entre los seres humanos y los carbohidratos ha sido una de las más estrechas y duraderas en la historia de la alimentación. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado por qué nuestros cuerpos parecen tener una debilidad especial por los alimentos ricos en carbohidratos, como el pan, la pasta, el arroz y los dulces? La respuesta puede encontrarse en nuestro ADN, específicamente en los genes que nos han sido transmitidos por nuestros antepasados. Un estudio reciente ha logrado descubrir el secreto genético detrás de nuestra preferencia por los carbohidratos, revelando que nuestros genes nos llevan a elegirlos por razones que van más allá del simple placer gustativo.

Descubre el secreto genético detrás de nuestra pasión por los carbohidratos

Los carbohidratos son una fuente esencial de energía en la dieta humana, presentes en alimentos tan cotidianos como el pan, la pasta y el arroz. A lo largo de la historia, los seres humanos han desarrollado una afinidad especial por este macronutriente. Pero, ¿qué es lo que realmente impulsa esta preferencia por los carbohidratos?

Esta pregunta ha intrigado a científicos durante años, y nuevos estudios empiezan a arrojar luz sobre la compleja relación entre los humanos y los alimentos ricos en almidón. Un reciente estudio publicado en la revista Science ha revelado una pista genética que podría explicar por qué los humanos desarrollaron una preferencia por estos alimentos, en especial los ricos en almidón, como el pan o la pasta.

El papel del gen AMY1 en la digestión de carbohidratos

El papel del gen AMY1 en la digestión de carbohidratos

Según los científicos del Laboratorio Jackson de Medicina Genómica y la Universidad de Buffalo, la capacidad de descomponer los carbohidratos complejos en la boca mediante la amilasa, una enzima presente en la saliva, tiene una base genética antigua. Este estudio sugiere que la duplicación del gen de la amilasa salival (AMY1) permitió que los humanos pudieran procesar mejor los alimentos ricos en almidón hace más de 800.000 años, mucho antes de la aparición de la agricultura, que comenzó hace unos 12.000 años.

El equipo utilizó tecnologías de mapeo de genómico óptico y secuenciación de lecturas largas. A través del análisis de muestras de genomas de 68 individuos antiguos, incluyendo una muestra de 45.000 años de antigüedad proveniente de Siberia, encontraron que tanto los cazadores-recolectores preagrícolas como los neandertales y denisovanos poseían varias copias del gen AMY1.

Este descubrimiento es significativo porque sugiere que, incluso antes de la domesticación de plantas, los humanos ya tenían la capacidad genética para digerir el almidón de manera eficiente. El científico Kwondo Kim, uno de los autores principales del estudio, indicó que esta adaptación genética pudo haber ocurrido hace más de 800.000 años, antes de la divergencia entre los humanos modernos y estas especies extintas.

Impacto en la salud metabólica actual

Además, los hallazgos podrían tener implicaciones importantes para la comprensión de las enfermedades metabólicas actuales. En un momento en que la obesidad y el sobrepeso afectan a más de 2.500 millones de personas en el mundo, entender cómo el cuerpo metaboliza los carbohidratos resulta crucial.

El científico Gokcumen explicó que las personas con un mayor número de copias del gen AMY1 tenían la capacidad de digerir el almidón de forma más eficaz, lo que les permitió tener más descendencia. Con el tiempo, esto facilitó la propagación de esas copias adicionales del gen en las siguientes generaciones.

Este estudio coincide con una investigación anterior de la Universidad de California en Berkeley, publicada en Nature, que también encontró un aumento en el número promedio de copias del gen AMY1 en poblaciones europeas en los últimos 12.000 años. Estos descubrimientos abren la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo esta variación genética podría influir en la predisposición a desarrollar enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2.

Los nuevos avances podrían ayudar a desentrañar los mecanismos detrás de la digestión del almidón y proporcionar una mejor comprensión del metabolismo humano, lo que podría tener aplicaciones prácticas en la prevención y tratamiento de enfermedades asociadas con la ingesta de carbohidratos.

Es importante destacar que esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.

Juan Hernández

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