Turbulento comienzo en la cita de 'First Dates': Me he debatido entre quedarme o irme
En el esperado estreno de la nueva temporada de 'First Dates', el programa de citas más popular de la televisión, los espectadores se prepararon para disfrutar de románticas conexiones y momentos de auténtica emoción. Sin embargo, la cita inaugural tomó un rumbo inesperado cuando uno de los participantes se encontró en una situación comprometida. La duda existencial se instaló en su mente: ¿quedarme o irme? La incertidumbre y la ansiedad se apoderaron del ambiente, dejando a todos con la intriga de saber qué sucedería a continuación.
Kai se explaya en 'First Dates': Confianza en sí mismo, pero no en la cita
Una noche más, las puertas del restaurante más famoso de la televisión se abrieron para dar nuevas oportunidades a solteros y solteras de enamorarse. Fue el caso de Kai, de 48 años, y de Elisabet, de 39, que acudieron a 'First Dates' con ganas de encontrar a alguien especial.
El primero en entrar al restaurante de Cuatro fue Kai, de Taradell (Barcelona). Entrenador personal y exculturista profesional, este soltero catalán no escondía su amor propio. Dicen que me parezco a Jesús. A Tarzán y a Jason Momoa. Siempre les digo que son comparaciones buenas: Jesús es un profeta, Tarzán el rey de la selva y Momoa un superhéroe, dijo el soltero ante las cámaras del programa.
Después llegó el momento de conocer a Carlos Sobera y, tras asegurar que su filosofía de vida era tranquila, estoica, positiva y sana, procedió a explicar cómo le había ido en el amor hasta entonces. En mi caso ha sido un aprendizaje constante, ensayo y error. Hasta que llega un punto que dices 'creo que ya sé lo que quiero y lo que no quiero, compartió con el presentador.
¿Y qué era lo que quería Kai? Lo que quiero es paz, y mucho sexo si me lo dan. Lo que no quiero, lo contrario. Una mujer que me genere estrés, desconfianza y no me dé mandanga de la buena (.). En mi pueblo me dicen que soy como un pakinés. Un perro que lo hace todo con la lengua, dijo el soltero, dejando a cuadros a Sobera.
Kai no dudó en seguir presumiendo de sus habilidades en la cama. Siempre he dicho que mi aparato es la medida justa. Pero hay poca mujer a la que no le guste que le haga una buena limpieza de bajos. Y si se queda bien, yo me puedo quedar ahí dos horas, ningún problema, soltó también.
Sin embargo, de poco le sirvió esa confianza en sí mismo ante Elisabet. La peluquera, también de Barcelona, tuvo clarísimo desde el principio que Kai no era su tipo a nivel físico. Me he debatido entre quedarme o irme. Pero como a mí no me gustaría que me dejaran plantada, me he quedado, se sinceró la soltera al inicio de la cita. Un encuentro que, efectivamente, terminó con ambos tomando caminos por separado.
Deja una respuesta