- Goia, Alcalde de Donostia, Desaconforma la Venta de Entradas a Aficionados Violentos: No Es de Recibo que se Obligue a Vender Entradas a Aficiones Violentas
- Goia condena la violencia en Anoeta y pide que se prohíba el acceso a hinchas radicales
- La gota que colmó el vaso
- Afectados y medidas de seguridad
- Cambio en los dispositivos de seguridad
Goia, Alcalde de Donostia, Desaconforma la Venta de Entradas a Aficionados Violentos: No Es de Recibo que se Obligue a Vender Entradas a Aficiones Violentas
En un contundente comunicado, el Alcalde de Donostia, Goia, ha expresado su desconformidad con la venta de entradas a aficionados violentos. Según el edil, no es de recibo que se obligue a vender entradas a aquellos que promueven la violencia y el desorden en los estadios. Esta postura del Alcalde busca garantizar la seguridad de los espectadores y fomentar un ambiente de respeto y convivencia en los eventos deportivos. La medida ha sido bien recibida por los seguidores del fútbol que buscan disfrutar del deporte en un entorno pacífico.
Goia condena la violencia en Anoeta y pide que se prohíba el acceso a hinchas radicales
El alcalde de Donostia, Eneko Goia, y el Ayuntamiento de Donostia condenan rotundamente los incidentes ocurridos ayer en Anoeta, que consideran lamentables y muestran visiblemente un enfado por la gravedad de los hechos y por el perjuicio que tiene para la ciudad.
Goia pide a la UEFA que adopte medidas para prohibir el acceso a los estadios de hinchas radicales de clubs. Si hay aficiones que no saben comportarse, creo que lo mejor que puede pasar es que no vengan y desde luego esa es una reflexión que compartimos con la Real Sociedad y que exigimos a la UEFA, dijo.
La gota que colmó el vaso
Los incidentes de ayer provocados por los ultras belgas han supuesto la gota que ha colmado el vaso tanto en el Ayuntamiento de Donostia, como en la Real Sociedad. Hay que erradicar del fútbol a esta minoría. Todo lo sucedido en el estadio es de una gravedad enorme, con agresiones incluso a aficionados de la Real, dijo.
Goia exige que los clubes tomen cartas en el asunto y expulsen a los violentos de los estadios, y que este tipo de gente no se pueda mover alrededor de un deporte que concentra y levanta las pasiones de tantos millones de personas en el mundo.
Afectados y medidas de seguridad
El alcalde quiso acordarse de los afectados de ayer, a los que trasladó su apoyo No es de recibo que personas, familias con niñas y niños, que van a un estadio tengan que salir corriendo de sus localidades porque alguien les está lanzando objetos.
La Real solicita no vender entradas a aficiones violentas. El alcalde asegura que la ciudad quiere ver y disfrutar del fútbol, y lo quiere hacer en paz y convivencia. Los aficionados de otros lugares que quieran disfrutar, convivir y ver un partido de fútbol en armonía serán siempre bien recibidos. Lo que no es de recibo es que se oblique a un club a vender entradas a supuestos aficionados al fútbol que se comportan como ayer, dijo tajantemente antes de confirmar que apoyará la solicitud realizada ayer por la Real a la UEFA para no vender entradas a aficiones consideradas violentas y que puedan alterar el desarrollo tanto de la ciudad como del propio partido.
Cambio en los dispositivos de seguridad
El alcalde de Donostia insistió mucho en el problema de los grandes dispositivos de seguridad, que condicionan a toda la ciudad, y asegura que va a pedir cambiarlos. Es lamentable que una ciudad tenga que armarse de esa manera porque hay una serie de energúmenos que vienen, en nombre del fútbol, a ver un partido. No es de recibio ni proporcionado. No puede ser que haya que tomar esas medidas de seguridad y condicionar tanto una ciudad por la asistencia de personas que no saben comportarse. Están de sobra.
Goia anuncia que solicitará una reunión al departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, para que en caso de que no se pueda evitar la venta de entradas, los dispositivos de seguridad de partidos considerados de alto riesgo lleven asociada el aislamiento de la afición visitante en un lugar lejano a la ciudad para no tener que condicionar la vida de las y los donostiarras.
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