En el mundo del deporte de montaña, Kilian Jornet es un nombre que evoca admiración y respeto. El atleta catalán, conocido por sus proezas en escalada y carrera de montaña, ha vivido uno de los momentos más duros de su carrera en los Pirineos. Un lugar que ha sido testigo de su gloria y, ahora, de su gran lamento. La noticia ha conmocionado a la comunidad deportiva y ha generado un gran impacto en los seguidores del atleta. ¿Qué sucedió en los Pirineos que llevó a Kilian Jornet a vivir un momento desgarrador? En las siguientes líneas, descubriremos los detalles de esta historia que ha generado tanta expectación y sorpresa.
Kilian Jornet: Un lamento desgarrador en los Pirineos, un grito de alerta contra el cambio climático
Kilian Jornet Brugada, el ultrafondista y alpinista catalán de 36 años, nos deja una vez más con la boca abierta con su última película, Into the (Un)Known, donde relata su travesía de ocho días subiendo los 177 picos de 3.000 metros en los Pirineos.
En sus documentales y películas, Jornet siempre busca dejar huella al relatar el impacto del ser humano en las montañas. El cambio climático, y cómo combatirlo, lleva siendo una prioridad en todos sus pasos desde hace muchos años, especialmente desde que abandonó Chamonix, centro neurálgico del deporte de montaña en Francia, por un pequeño pueblo de Noruega, abandonando también a sus antiguos patrocinadores por discrepancias en la filosofía comercial y medioambiental de una disciplina cada vez más capitalista.
Aquí vemos uno de los últimos glaciares en los Pirineos, muriendo ante nuestros ojos, comenta Jornet al pasar por la cresta del Pico Posets durante su última película, estrenada a finales de la semana pasada en abierto a través de la web de su propia marca, NNormal.
Llevaba mucho tiempo sin pasar tanto rato en los Pirineos, quizás más de 20 años, comenta Kilian Jornet al reflexionar sobre la huella del cambio climático y la sobreexplotación humana de las montañas de su infancia. Me acuerdo y tengo las fotos de pequeño yendo al Aneto y a todas estas cimas. Los glaciares eran glaciares, la nieve era nieve y todavía había hielo. Ahora nada, y eso realmente fue desgarrador. No ver hielo, nada de hielo permanente. Y luego lo de la temperatura: era octubre, y en el otoño debería hacer fresco, en cambio hacía mucho calor. Llevaba meses sin llover, así que todo estaba muy seco.
Jornet lamento la pérdida de la belleza natural de los Pirineos, que ya no existen ni existirán en el futuro. La combinación de ambas cosas me hizo darme cuenta de lo mal que lo están pasando los Pirineos por el cambio climático. Ya es parte del pasado, de un pasado que yo recuerdo de mi infancia, características de la montaña que ya no existen ni existirán en el futuro, lamenta.
Sin embargo, Jornet nos deja un mensaje de esperanza, animando a una acción más cohesiva de las personas para proteger la naturaleza y el planeta. Aunque la mayor parte del recorrido lo hice solo, esto fue un esfuerzo en equipo. Es lo mismo si piensas en el cambio climático. Hay que unir fuerzas, poner en común todo nuestro conocimiento para aceptar nuestras debilidades y dar lo mejor de nosotros para llegar lejos. Si no trabajamos juntos nunca iremos lejos, concluye.
La travesía emocionante y lastimosa de Jornet es un grito de alerta contra el cambio climático y un llamado a la acción para proteger nuestro planeta.
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